Eficiencia...
Aquel señor fue a un elegante restaurante. Inadvertidamente empujó con el codo la cuchara de la sopa y ésta cayó al suelo. Antes de que el señor alcanzara a agacharse para recogerla, llegó con premura uno de los meseros y le puso en la mesa otra cuchara que sacó de la bolsa de su delantal. “¡Qué eficiencia! -se asombró el cliente-. ¿Cómo alcanzaron este grado de eficacia?”. Responde el camarero: “El dueño del restorán contrató a un experto en eficiencia y éste descubrió que el 22.5% de nuestro tiempo lo empleábamos en ir a la cocina a traer cucharas para sustituir las que tiraba la clientela. Nos hizo llevar una cuchara extra en la bolsa del delantal y así ahorramos ese tiempo”. “Felicidades -lo congratula el caballero-. Pero ¿ya notó usted que le sale un hilo de la bragueta?”. “También es por eficiencia -responde el mesero-. Gastábamos otro 14.9% de nuestro tiempo en lavarnos las manos después de ir al baño. Este hilo nos sirve para sacar la correspondiente parte, de modo que ya no tenemos que lavarnos y así ahorramos ese tiempo”. ¡Fantástico! -vuelve a felicitarlo el caballero-. Pero dígame usted: Después de sacar esa parte con el hilo ¿cómo hacen para volverla a su lugar?”. Contesta el tipo: “No sé los demás. Yo uso la cuchara”...
Aquel señor fue a un elegante restaurante. Inadvertidamente empujó con el codo la cuchara de la sopa y ésta cayó al suelo. Antes de que el señor alcanzara a agacharse para recogerla, llegó con premura uno de los meseros y le puso en la mesa otra cuchara que sacó de la bolsa de su delantal. “¡Qué eficiencia! -se asombró el cliente-. ¿Cómo alcanzaron este grado de eficacia?”. Responde el camarero: “El dueño del restorán contrató a un experto en eficiencia y éste descubrió que el 22.5% de nuestro tiempo lo empleábamos en ir a la cocina a traer cucharas para sustituir las que tiraba la clientela. Nos hizo llevar una cuchara extra en la bolsa del delantal y así ahorramos ese tiempo”. “Felicidades -lo congratula el caballero-. Pero ¿ya notó usted que le sale un hilo de la bragueta?”. “También es por eficiencia -responde el mesero-. Gastábamos otro 14.9% de nuestro tiempo en lavarnos las manos después de ir al baño. Este hilo nos sirve para sacar la correspondiente parte, de modo que ya no tenemos que lavarnos y así ahorramos ese tiempo”. ¡Fantástico! -vuelve a felicitarlo el caballero-. Pero dígame usted: Después de sacar esa parte con el hilo ¿cómo hacen para volverla a su lugar?”. Contesta el tipo: “No sé los demás. Yo uso la cuchara”...
5 Comments:
jajaja que mamón eres! de seguro lo sacaste de la revista Maxim
que marranoooo!! guakalaa!! jajaja, no y ya en serio... lo peor es que cuanta porqueria no nos tragamos, yo tenia unos amigos que trabahaban en un restaurant y hacian cada porqueriaa!... por eso io como en casa!
jajaja wakala
MMm
Es un chiste?? una historia de alguna revista de variedades?? una experiencia personal???
jajaj
Saludos hombre!! tiempo ha pasado y nosotros sin hablar...
Ahh!! en todo caso la vida es, es lo que tu quieres que sea...
que?
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